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Si tenemos en cuenta la complejidad de la crisis ecológica y sus múltiples causas, deberíamos reconocer que las soluciones no pueden llegar desde un único modo de interpretar y transformar la realidad. También es necesario acudir a las diversas riquezas culturales de los pueblos, al arte y a la poesía, a la vida interior y a la espiritualidad. Si de verdad queremos construir una ecología que nos permita sanar todo lo que hemos destruido, entonces ninguna rama de las ciencias y ninguna forma de sabiduría puede ser dejada de lado, tampoco la religiosa con su propio lenguaje. Además, la Iglesia Católica está abierta al diálogo con el pensamiento filosófico, y eso le permite producir diversas síntesis entre la fe y la razón. En lo que respecta a las cuestiones sociales, esto se puede constatar en el desarrollo de la doctrina social de la Iglesia, que está llamada a enriquecerse cada vez más a partir de los nuevos desafíos.

Por otra parte, si bien esta encíclica se abre a un diálogo con todos, para buscar juntos caminos de liberación, quiero mostrar desde el comienzo cómo las convicciones de la fe ofrecen a los cristianos, y en parte también a otros creyentes, grandes motivaciones para el cuidado de la naturaleza y de los hermanos y hermanas más frágiles. Si el solo hecho de ser humanos mueve a las personas a cuidar el ambiente del cual forman parte, «los cristianos, en particular, descubren que su cometido dentro de la creación, así como sus deberes con la naturaleza y el Creador, forman parte de su fe».  Por eso, es un bien para la humanidad y para el mundo que los creyentes reconozcamos mejor los compromisos ecológicos que brotan de nuestras convicciones. (LAUDATO SI).

Como colegio católico y como ciudadanos del mundo estamos llamados a cuidar la naturaleza y llevar a cabo los compromisos ecológicos como bien menciona el Papa Francisco en la encíclica “Laudato si”.

Por tal motivo en el colegio Enrique de Ossó se han realizado diversas actividades desde el año 2020, con el propósito del cuidado de la vida y la casa común.  Se inició con la campaña de separación de residuos y la reestructura de los mismos botes de basura, así mismo hubo capacitaciones por porte de asociaciones civiles en favor del medio ambiente, sin dejar de lado la espiritualidad teresiana, ya que nos apegamos a la propuesta educativa teresiana en su capítulo 5, UN MUNDO VIVIENTE DEL QUE DEPENDEMOS.

A la par se inició también la separación de residuos enfocándonos las botellas de pet y latas de aluminio, dando así paso a una campaña permanente de estos residuos. Mismos que son vendidos a una recicladora (REINTEGRA). La cual procesa para su reutilización de los mismos a casi 2 años hemos recolectado más 200 kg. de pet.

Desafortunadamente los dos años de pandemia puso en pausa las campañas, sin embargo, se mantuvo la concientización a través de los medios digitales, por medio de videos y conferencias en línea con expertos en el tema de educación ambiental. 

A inicio de este semestre hemos retomado las actividades con un conversatorio sobre el cuidado de la vida y la casa común, el conversatorio involucra a alumnas y alumnos de primaria, secundaria y preparatoria, de igual manera a maestras y maestros de los mismos niveles.

Este es un llamado para ti joven que formas parte de la familia teresiana para trabajar en conjunto por el cuidado de la casa común.

Todo por Jesús

Diego Yáñez García

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