Comparte

Me pidieron que escribiera algo sobre la amistad. Y yo, Teresa, no sé hacer eso. Los temas que los explique un estudioso.  Sólo puedo compartirte desde mi experiencia, desde lo que he vivido y si te sirve me dará mucha alegría.

Mis primeros amigos estaban en mi familia. Mi madre, amiga cómplice en la lectura de libros de caballería y mi hermano Rodrigo, amigo y compañero inseparable de aventuras.

Aunque ya nos relacionábamos, cuando murió mi madre me hice amiga de la Virgen, relación de intimidad, confianza, amor.

Cuando mi padre me metió al internado, experimenté ahí, con la Madre María de Briceño una conexión especial, algo así como armonía, vínculos, afinidad.   Más adelante, al ir creciendo, empecé a tener problemas que no hablaba con nadie y por eso empecé a somatizar. Y esa fue la ocasión de tener nuevos amigos. Estuve en casa de un tío que me prestó buenos libros que me hablaban con claridad y acompañaban mi proceso. Ya clarificada me decidí a ser monja.

En el convento de la Encarnación donde ingresé, aunque estaba muy contenta,  fue difícil. Algo así como tomar clases en un grupo de 200 alumnos, sólo recuerdas a quienes se sentaban cerca de ti…  me lancé cañón a vivir lo que ahí me enseñaban que creo que exageré y vivía muy angustiada, no tenía paz interior. Me llevaron con una curandera, mi papá me dio un libro para aprender a hacer oración y me acompañó una amiga.  En ese lugar llamado Becedas, aprendí que la amistad ayuda a hacer el bien a otros aunque sea por corto tiempo.

Me hice amiga de San José. Fui abriendo mi conciencia a un jesuita para que me ayudara a no vivir engañada. Así fui teniendo mayor libertad para vivir lo que Dios me decía por dentro: que todo aprovecha poco si quitando de todo punto la confianza en nosotros, no la ponemos en sólo Dios… y Dios no estaba fuera sino dentro de mí…  Me iba dando cuenta cómo tratar a Dios como amigo me integraba por dentro, me fue haciendo más humana, más cercana y comprensiva, ya podía arriesgarme a muchas cosas, no POR Él, sino CON Él.  No podía más que decirle: ‘juntos andemos, Señor, por donde fueres tengo que ir, por donde pasares tengo que pasar’. Y cómo no, si Él es ayuda y da fuerza.

Te digo ya resumiendo: Todos y todas somos capaces de ser y hacer amigos. Como habrás visto, en cada momento de tu vida, si pones atención, te darás cuenta cómo te relacionas, qué aprendes de esa relación.  Así cada vez te podrás relacionar con mayor profundidad.  Amigo es el que habla contigo y siempre de frente dice la verdad, amigo es el que ve en tus ojos luz de eternidad. Amigo es el que ante una piedra admira el diamante que escondido está y lucha y entrega su vida porque lo descubras y lo hagas brillar. 

¿Y tú quién dices que es verdaderamente tu amigo o amiga?

ALGUNAS PALABRAS SOBRE LA AMISTAD

Inseparable,  incondicional, lealtad, que acompaña.  Se relaciona, convive, nos tratamos y relacionamos, sumamos, unimos, acompañamos, integramos.   

Hablamos a fondo, confianza, verdad, amor verdadero. 

Hay correlación, semejanza y coincidencias en las búsquedas profundas. Conexión, vínculos, se crean lazos,  afinidad que parece  parentesco,   armonía.     

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *