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FORMAR NIÑ@S Y JÓVENES PARA EL CAMBIO, PARA LA TRANSFORMACIÓN SOCIAL,  PUEDE CONVERTIRSE EN UN GRAN SENTIDO DE VIDA

AGRADECEMOS EL TESTIMONIO DE LINA ARANA, QUIEN TRABAJA EN EL ÁREA SOCIAL DEL COLEGIO AMÉRICA DE PUEBLA

Comenzaré diciendo que muchas veces cuando la gente me pregunta en qué trabajo y respondo que en un colegio, lo usual es que me digan “ah, eres maestra”; muchas veces, según el tiempo y el ánimo, lo confirmo y en seguida viene casi otra pregunta obligada y a ¿qué grado le das clases?. Es entonces cuando, arrepentida de mi primer respuesta, vuelvo a iniciar la conversación y explico que trabajo en la formación social de los estudiantes, con todos los grados, y les digo: “me dedico a vincular a los estudiantes con diferentes problemáticas sociales, de tal manera que en estos encuentros o acercamientos ellos descubran que pueden aportar algo a la sociedad y hacer de ella un lugar más humano y amigable para vivir”.

Y no recuerdo alguna conversación en que mi interlocutor no termine diciendo algo como esto “todas las escuelas deberían de hacerlo, pues el mundo está tan necesitado de sensibilidad y apoyo”. 

En lo cotidiano. educar para las habilidades sociales desde el Carisma Teresiano, es un reto enorme. Más en las circunstancias actuales de pandemia en la que l@s chicos se encuentran hiper-virtualizad@s e inmediatistas. La propuesta teresiana del encuentro, del cuidado, de la reciprocidad, parecen ser utopías a las cuales no dejo de añorar como formadora y acompañante. Y como la parábola del sembrador, en donde él “salió a sembrar”, la tarea en lo cotidiano es esa “sembrar diariamente”. En estos días estoy leyendo trabajos de cierre de servicio social, no quiero sonar conformista, sin embargo, comprendo y acepto que no todos los chicos están en el mejor momento para apreciar y para sensibilizarse. No obstante, me asombro de aquellos que encontraron en esta experiencia una posibilidad para conocerse, para agradecer y sobre todo para cuestionarse las formas en que ellos quieren incidir en la sociedad tanto en su presente como en su futuro.

Ser acompañante y formadora seguirá siendo un reto, a veces lo vivo con amor, otras con desilusión y lágrimas, y aunque el pesimismo suele aparecer, termino asumiendo que es parte sustancial del sentido de mi vida, comprendo que el “proceso” es vital, que el “sentido del para qué” es sustancial y que la “constancia”, son vitales para sostener los momentos en donde la cosecha es poca.

Lina Aranda. 

Coordinadora del Área social 

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