Pensar en los 145 años de la Compañía de Santa Teresa de Jesús, me llena el corazón de gozo y gratitud, por la fuerza que tuvo en el Padre Enrique, su amor ardiente a Jesucristo que generó en él un dinamismo apostólico para extender el conocimiento y amor de Jesús por todo el mundo.
Gracias, por pensar y confiar en la fuerza de la mujer como Compañía, comunidad de otras Teresas de Jesús, para ser maestras de vida y oración.
Gracias por intuir la fuerza evangelizadora y transformadora de la educación teresiana, para que las personas descubran el proyecto de Dios en sus vidas, desarrollen sus capacidades, para incidir en la transformación de la sociedad.
Gracias, Compañía por tu búsqueda, audacia y deseo de ir donde más peligran los intereses de Jesús.
Gracias Compañía por seguir comunicando vida y vida en abundancia.
Ma. del Rayo Martín del Campo Casillas stj