Hola, mi nombre es Ari Reséndiz. Soy ingeniera en nanotecnología, maestra en ciencias y exalumna del Jassá. Durante mi paso por el colegio, la frase “ser otro Jesús en la tierra” siempre llamó mi atención. Pero, ¿cómo se puede lograr eso? La mejor respuesta que encontré fue: “poniendo nuestros dones al servicio de los demás”.
Con los años y mi formación como científica, esta pregunta evolucionó: ¿cómo puedo poner mi carrera al servicio de los demás? Sin duda, algo que marcó profundamente mi vida fueron las misiones teresianas, donde aprendí sobre el amor fraterno y el servicio al prójimo. Para mí, las misiones representan una oportunidad para sembrar y cosechar en otros y en nosotros mismos. En las misiones, cosechamos valores, experiencias, historias y actitudes teresianas. Pero me pregunto… ¿es posible cosechar ciencia?
La divulgación científica, que es el proceso de comunicar el conocimiento científico de manera accesible y comprensible para el público general, busca informar, educar y despertar el interés en temas específicos. Actualmente trabajo como divulgadora científica en la Secretaría de Investigación, Innovación y Posgrado de la Universidad Autónoma de Querétaro. Mi labor consiste en llevar talleres de ciencia a comunidades rurales del estado, con el objetivo de fomentar el acceso universal al conocimiento.
Para mí, la divulgación científica tiene una dinámica muy similar a las misiones. Llegamos a una primaria en la comunidad, y trabajamos con diferentes grados en talleres diseñados para despertar la curiosidad científica. En estos talleres, abordamos conceptos que los niños pueden aplicar en su vida cotidiana y les explicamos cómo la ciencia hace posible muchos de los fenómenos que ven a diario. Algo que me llena de felicidad es la convivencia con los niños después del taller. Nos invitan a jugar, comparten su desayuno y algunos incluso piden un abrazo. Generalmente, al despedirnos nos dicen: “yo quiero ser un científico como ustedes”, y en ese momento sabemos que hemos cumplido nuestro objetivo.
Después de una reflexión profunda, concluí que a través de este trabajo encontré la manera de poner mi formación y vocación al servicio de la sociedad. Como decía Aristóteles: “Allí donde se cruzan tus dones y las necesidades del mundo, está tu vocación”. Y, como bien decía Teresa: “El amor se prueba por las obras”. Yo amo mi carrera y procuro tener siempre presente el compromiso que, como teresianos, tenemos con la sociedad.
Por Ari Reséndiz