Sentido de vida: vivir contra corriente»
Paty se despierta temprano es el primer domingo de vacaciones de semana santa y prepara sus cosas para ir de misiones a una comunidad rural del interior del estado. Con sólo una mochila, su guitarra y muchas emoción se despide de su familia para dedicar la semana santa a llevar el mensaje de la Pascua a comunidades donde los sacerdotes no pueden asistir con frecuencia.
Alberto tiene 19 años y se siente feliz por participar como organizador en la Pascua juvenil que cada año se realiza en la ciudad y que convoca a cientos de jóvenes de para vivir la semana mayor. Su familia va a la playa, pero él se queda en la ciudad…
En un mundo cada vez más inquieto y lleno de distracciones, muchos jóvenes se preguntan: ¿Cuál es el propósito de mi vida? ¿Cómo puedo vivir mi fe en un entorno que parece indiferente o incluso hostil hacia ella?
La búsqueda del sentido de la vida es una aventura compartida por personas de todas las edades y credos. Para los católicos, el sentido de la vida se encuentra en amar y servir a Dios y a los demás. Jesús nos enseñó que el mayor mandamiento es amar a Dios con todo nuestro corazón, mente y alma, y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Esto implica vivir una vida de amor, compasión y servicio a los demás, siguiendo el ejemplo de Jesús.
Descubrir tu vocación también es parte integral de encontrar sentido en la vida. Al discernir tu llamado, ya sea al matrimonio, al sacerdocio, a la vida religiosa o a la vocación laical, puedes descubrir cómo Dios te está llamando a vivir tu vida de manera plena y significativa.
Vivir como joven cristiano en el mundo de hoy a menudo implica nadar contra la corriente. El mundo nos bombardea con mensajes que van en contra de nuestros valores y creencias, desde la promoción del materialismo y el individualismo hasta la aceptación del relativismo moral. Sin embargo, como católicos, estamos llamados a vivir de acuerdo con los valores del Evangelio, incluso cuando eso signifique ir en contra de la corriente.
Esto puede ser desafiante a veces, pero no estamos solos. Tenemos la comunidad de la Iglesia, con su riqueza de tradición, sacramentos y enseñanzas, para apoyarnos en nuestro viaje de fe. Además, contamos con el ejemplo de los santos como Enrique y Teresa, que nos muestran que es posible vivir una vida santa en medio de un mundo secularizado.
Vivir la fe siendo joven en el mundo de hoy, como Paty o como Alberto no es fácil, pero es una aventura emocionante y gratificante. Al encontrar sentido en nuestra vida a través del amor a Dios y al prójimo, y al vivir nuestros valores en un mundo que a menudo los rechaza, podemos ser testigos del poder transformador del Evangelio. Recordemos siempre las palabras de Jesús: «Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo» (Mateo 28:20). Con Él a nuestro lado, podemos enfrentar cualquier desafío y vivir una vida llena de significado y propósito.
Emma Noemí Arcila Novelo
Colegio Teresiano Enrique de Ossó
Mérida, Yucatán, México.